domingo, 24 de octubre de 2010

¿No te encantan los reencuentros?

Somos almas que por azar nos ha tocado vivir en el mismo espacio y tiempo.   En esta circunstancia particular, estamos juntos hacia la misma dirección, materialmente arriba del subte, a la misma velocidad, sobre la misma plataforma que se mueve, juntos hacia el mismo lugar, vamos encaminados hacia lo mismo, miles, millones, enormemente variados y diversos trayectos, pero que indefectiblemente comparten un mismo fin, somos los vivos de hoy. …………………………………..¿Des……………….desconocidos?   Aprovechemos esa circunstancia, ese momento que materializa nuestra condición de hermandad.   Ser humano: amar, y conciencia de muerte.   Ser humano es ser pasional. Compartimos la sensación de las pasiones.   Debiéramos acompañarnos, mirarnos y vernos en el otro, no evitar los ojos del otro como quien quiere evitar su propia existencia, o su propia muerte.   Pensar, saber la muerte, reafirma que se es existente, vivo.   Eso nos es propio a todos los que en este momento tenemos la suerte de ser los únicos en toda la historia de la humanidad, desde su principio hasta su fin, que estamos vivos. Pero no solo eso nos es propio, hay algo más y es que todos nosotros podemos AMAR.   ¿Qué tenemos en común, los desconocidos que nos acompañamos hoy en el vagón? Que somos personas, ¿Qué es lo que todo ser humano puede compartir con otro?: abrazarnos, y morir.

sábado, 23 de octubre de 2010



Los Señores querían abrazos. ¡Reconocemos que queremos abrazos! Dulzura, compañía, frescura. Reírnos, desagradarnos, putearnos. Me identifico con el Otro




El Señor quería entender rápidamente qué sucedía. "No entiendo, no comprendo, ¿Qué hacen? ¿qué pasa acá? ¿Va a suceder algo?"
Las incógnitas nos dan miedo, necesitamos prevenirnos.




Los niños se inquietaban, les divertía. Los niños saben jugar, no tienen alarma preventiva.


























¿No te encantan los reencuentros?
Un Señor muy simpático, responde: "Depende..."